En los últimos años el consumo de margarinas, aceites de semillas y grasas animales ha aumentado en detrimento del tradicional consumo de aceite de oliva. Esta disminución a largo plazo nos puede privar de numerosos efectos beneficiosos que tiene el aceite de oliva.
En los años 50 numerosos estudios epidemiológicos demostraron que ingestas ricas en aceite de oliva disminuían los niveles de colesterol plasmático total y además favorecían la formación de compuestos eicosanoides cuya acción es antiagregante y vasodilatador .
Esto se ratificó en otros estudios más científicos realizados en los años 80. También se comprobó que los pacientes diabéticos que llevan dietas ricas en aceite de oliva disminuían sus niveles de glucosa en sangre y además mejoraban su perfil lipídico.
A nivel digestivo el consumo de dicho aceite es beneficioso para las úlceras pépticas (tanto de estómago como de duodeno ). Además parece que existe una correlación directa entre el consumo de aceite de oliva y una menor incidencia de cálculos biliares, lo que comúnmente conocemos como piedras en la vesícula.
Donde sí debemos hacer más hincapié es en la diferencia que hay entre los aceites de semillas y el aceite de oliva, en cuanto a su contenido en ácidos grasos polinsaturados.
El aceite de oliva posee menor cantidad, lo cual es un punto importante, ya que un exceso de ácidos grasos polinsaturados provocan efectos inmunosupresores que a largo plazo pueden provocar tumores. Tampoco nos podemos olvidar de la existencia de vitamina A y E en el aceite de oliva.
Entonces, ustedes se preguntarán, cual debe ser el consumo de grasas en general.
Pues bien, en primer lugar debemos disminuir el consumo de grasas total, ya que, cada vez con mayor frecuencia, nos encontramos con enfermedades derivadas de un excesivo consumo de grasas, por ejemplo el colesterol; pero sobre todo disminuir el consumo de grasa saturada, la cual está presente en carnes y derivados.
Debemos aumentar el consumo de pescados. Y por supuesto utilizar el consumo de aceite de oliva frente al de semillas.
Ana Belen Pomeda Calderón
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